“Cuando el tecolote canta, el indio muere”

Poco se habla sobre este relato, el cual hace mucho tiempo hizo temblar al maya con el ulular de su canto. Hablemos del Tunkuluchú, actualmente conocido como lechuza, búho o tecolote y por que se le relacionaba con Kizin, rey de Xibalbá, el inframundo.

El Tunkuluchú, ave de majestuosa figura y mirada imponente, se sabe que de todas las aves esta es la mas sabia, seria y reservada de todas, siempre respetada y solicitada por los demás animales para pedir consejo o solución a sus problemas. Pero no fue hasta una noche de fiesta cuando a esta ave que se le trataba con admiración y respeto por su alta postura entre los Mayas, se le denigro su valor. 

El Tunkuluchú después de haber bebido unos cuantos tragos en aquel festejo se puso a reír, risa que se convirtió en canto y chistes, la fiesta era tan ruidosa que atrajo a un hombre, el cual ya borracho empezó a burlarse del animal, picando sus patas y jalando sus hermosas plumas, el Tunkuluchú con harta pena y humillado por el hombre voló de regreso a casa y mientras volaba lo por semejante humillación. Al siguiente día, con el coraje de aquella vergüenza idealizo una venganza, y fue tanto su resentimiento que la venganza no solo seria en contra del borracho, si no de todos los humanos en general. 

Así fue como el Tunkuluchú empezó a buscar alguna cualidad que le pudiera ayudar en su venganza y cuando por fin la encontró se dirigió al cementerio mas cercano. La cualidad que encontró fue su gran olfato, por lo que al ir al cementerio empezaría a detectar el olor de la muerte. Después de un tiempo el Tunkuluchú empezó a detectar este olor, ya no solo en el cementerio, si no también entre los humanos. Cuando Kizin se entero de esto, hablo con el animal, ofreciéndole así una ayuda para su venganza.

Tunkuluchú olfateo todo el pueblo hasta encontrar algún alma moribunda, cuando por fin la encontró se paro en un árbol cerca de aquel hogar, haciendo que no solo su presencia asustara a la familia de aquella persona, si no que cuando el Tunkuluchú canto el alma de aquella persona ahora seria pertenencia de Kizin. Ese fue el trato en el que ambos quedaron, Tunkuluchú se dio a la tarea de anunciar al ser humano su muerte y darles a conocer que su alma ahora seria parte del Xibalbá.

Pronto la noticia se esparceria por todos lados, quedando Tunkuluchú como el mensajero de la muerte entre los humanos, haciendo que estos mismos le temieran a el y lo que significaba, ahora no seria humillado nunca mas, si no al contrario, seria temido por todos aquellos que le escuchasen o vieran, que mejor venganza que el miedo, miedo hacia El Tunkuluchú.











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